Volver a Volver: La magia de un Refugio Arquitectónico








"Volver a Volver" es un proyecto muy especial para nosotros, Marina y Rafa.
No es solo un refugio físico, es un homenaje a nuestra herencia familiar y una manera de reinterpretar el paisaje que nos rodea a través de la sensibilidad arquitectónica.
Cuando comenzamos este proyecto, sabíamos que teníamos una responsabilidad con el lugar y con nuestra historia.
Los abuelos de Marina construyeron con sus propias manos la base de este lugar, al que a toda la familia nos trae infinidad de recuerdos, y nos hace tratarlo con un enorme respeto. Ese lazo tan profundo transforma cada rincón del refugio en un testimonio de nuestra historia.
El reto de dar vida a este espacio no fue fácil, pero al mismo tiempo, sentimos que estábamos asumiendo el papel de guardianes de un legado familiar que queríamos mantener vivo.
Nos sentimos muy influenciados por la arquitectura del siglo XX, pero al mismo tiempo, apreciamos profundamente los métodos constructivos tradicionales.
Esa combinación de lo antiguo y lo moderno fue lo que tratamos de plasmar en nuestra obra. A lo largo del proceso, fuimos recolectando objetos que ahora forman parte de cada rincón del refugio. Las ventanas reutilizadas y las puertas, por ejemplo, nos fueron prestadas por vecinos con la esperanza de verlas en un espacio nuevo, lo que para nosotros refleja el compromiso con la sostenibilidad y la creación de un ambiente familiar lleno de historia.
Cada detalle fue pensado cuidadosamente, sobre todo porque el refugio es pequeño. Siempre decimos que "todo importa". Un ejemplo son los embellecedores de los enchufes e interruptores que diseñamos en madera y metacrilato, y que Rafa fabricó con sus propias manos, cada elemento cuenta una historia propia.
Cada uno de esos detalles refleja nuestra obsesión por la precisión y el amor por lo que hacemos.
También quisimos que los materiales hablaran de nuestra dedicación al trabajo artesanal.
Usamos cuero para los tiradores de las ventanas y las puertas, cosidos a mano, lo que da una sensación de calidez y cuidado.
Este refugio no es solo un espacio físico, sino un lugar donde buscamos paz y creatividad. Es un santuario que permite desconectar del ajetreo diario y volver a lo esencial. Las ventanas, con cajones de hierro y tablas de pino, fueron diseñadas para que se abran al paisaje, creando una conexión visual con la naturaleza que nos rodea. Siempre decimos que queríamos "sentir que estábamos inmersos en el entorno".
La luz natural que fluye a través de los techos de madera y la cocina es lo que hace que el refugio emane una sensación de calidez y confort. Volver a Volver es un reflejo de cómo la arquitectura puede honrar el pasado y, al mismo tiempo, abrazar el presente. Es nuestra manera de consolidar un espacio que no solo respete lo que fue, sino que también celebre lo que puede llegar a ser. Un refugio que queremos que invite a cada visitante a contemplar, recordar y, sobre todo, volver.
Nos sentimos muy influenciados por la arquitectura del siglo XX, pero al mismo tiempo, apreciamos profundamente los métodos constructivos tradicionales.
Esa combinación de lo antiguo y lo moderno fue lo que tratamos de plasmar en nuestra obra. A lo largo del proceso, fuimos recolectando objetos que ahora forman parte de cada rincón del refugio. Las ventanas reutilizadas y las puertas, por ejemplo, nos fueron prestadas por vecinos con la esperanza de verlas en un espacio nuevo, lo que para nosotros refleja el compromiso con la sostenibilidad y la creación de un ambiente familiar lleno de historia.
Cada detalle fue pensado cuidadosamente, sobre todo porque el refugio es pequeño. Siempre decimos que "todo importa". Un ejemplo son los embellecedores de los enchufes e interruptores que diseñamos en madera y metacrilato, y que Rafa fabricó con sus propias manos, cada elemento cuenta una historia propia.
Cada uno de esos detalles refleja nuestra obsesión por la precisión y el amor por lo que hacemos.
También quisimos que los materiales hablaran de nuestra dedicación al trabajo artesanal.
Usamos cuero para los tiradores de las ventanas y las puertas, cosidos a mano, lo que da una sensación de calidez y cuidado.
Este refugio no es solo un espacio físico, sino un lugar donde buscamos paz y creatividad. Es un santuario que permite desconectar del ajetreo diario y volver a lo esencial. Las ventanas, con cajones de hierro y tablas de pino, fueron diseñadas para que se abran al paisaje, creando una conexión visual con la naturaleza que nos rodea. Siempre decimos que queríamos "sentir que estábamos inmersos en el entorno".
La luz natural que fluye a través de los techos de madera y la cocina es lo que hace que el refugio emane una sensación de calidez y confort. Volver a Volver es un reflejo de cómo la arquitectura puede honrar el pasado y, al mismo tiempo, abrazar el presente. Es nuestra manera de consolidar un espacio que no solo respete lo que fue, sino que también celebre lo que puede llegar a ser. Un refugio que queremos que invite a cada visitante a contemplar, recordar y, sobre todo, volver.